Si no hubiese diseño nada nos llamaría la atención porque todo tendría el mismo aspecto. Los productos de los supermercados no llevarían etiqueta, las fachadas de los edificios serían todas iguales, la información sería tan mal contada que sería aburrida de escuchar o leer. No sabríamos utilizar las aplicaciones móviles o nos costaría mucho porque la interfaz de usuario de todas ellas sería insípida, monótona y aburrida.

Y en fin… muchas cosas más.

Pero lo más importante, no habría estímulos para motivarse y hacer cosas distintas, así como experimentar y avanzar. 

A pesar de que muchos no estén de acuerdo con esta frase: “Todo entra por los ojos”, esto significa que la primera impresión que tenemos de algo o alguien se basa en lo que vemos visualmente. Sugiere que la apariencia exterior de alguien o algo, es un factor relevante de como percibiremos o evaluaremos a esa cosa, entidad, marca o persona.


A pesar de que sea lo contrario a lo que nos ha enseñado Disney con películas como “La bella y la bestia” donde la moraleja es “la belleza está en el interior”, es la cruda realidad. Y por eso el diseño es sumamente importante a la hora de mostrar una nueva marca, una web, una app, unos valores de empresa, videos, … A partir de ese momento, cuando el usuario ya ha puesto los ojos en dicha marca, la responsabilidad recae sobre ella y es ahí entonces cuando esta tiene que demostrar su valía.


Mi opinión acerca de este tema es que el diseño no solo atrae la atención inicial, sino que también establece una base para la percepción y la valoración continuas. Además, creo fielmente que el diseño es una herramienta esencial para la diferenciación y la comunicación de nuestra sociedad, y por ello, su ausencia tendría un impacto negativo en la forma en la que experimentamos el mundo y nos relacionamos con él.


O no… Quizás dejaríamos de fijarnos en el atractivo visual de las cosas y empezaríamos a centrarnos en lo que nos ofrecen las marcas.


¿Qué opináis?